No todo son penas en esta interminable cola del paro. En ocasiones el destino te sorprende llevándote a lugares que de primeras no entraban es tus planes. Pues esto me sucedió hace poco cuando me descubrí cenando en el Viridiana. ¡Cómo lo leen! En uno de los restaurantes con más nombre de Madrid.
Así que allí estaba yo, en un
salón cálido y agradable rodeada de claquetas de cine de películas de Luis
Buñuel. El hombre que hay detrás del restaurante
es Abraham García, mientras comes entiendes el porqué de su fama.
La carta es socarrona y divertida,
pero lo mejor es que el propio Abraham te la describe al detalle, con una calma
absoluta y te sugiere algún plato fuera de carta. Desde sashimi para “amantes
de la cocina nipona”, hasta unas mollejas con garbanzos para amantes en
general.
La elección de los entrantes quedó en manos
del chef: Salmorejo de tomates raf con arenques y fresones, Lentejas al curry
con albóndiga de rabo de toro, Ensalada de tirabeques y langostinos, Caracoles
al horno con hierbas pirenaicas…. Es muy posible que alguno de estos platos no
los detalle con exactitud, pero es que desde la llegada del primero perdí el
sentido.
Una mención especial para las
lentejas. Su sabor me devolvió directamente a Tailandia: leche de coco, curry y
me pareció paladear alguna nota de jengibre. Las legumbres combinadas con estos
sabores de Asia fueron una grata sorpresa. Incluyendo su albondiguita de rabo
de toro para recordarnos que seguíamos en la
madre patria.
Los caracoles y yo no tenemos una buena
relación. Es lo único que desfiló por la mesa que no me hizo disfrutar. Pero
esto responde más a una paranoia infantil que a un argumento gastronómico
razonable. En honor a la verdad debo decir que el resto de los comensales
aplaudieron a estos hermafroditas con
entusiasmo. A pesar de que los bichos son bastante maleducados y tienden a
salpicar las blusas de las señoras cuando los sacan de la concha.
De segundo empecé a sentirme
carnívora y me decanté por el Lomo de Vaca del Valle del Esla a la plancha, con
Tuétanos de Ternera retinta, gratinados con Parmesano al Romero y Ñoquis de
Patata salteados al Ajo. ¡Sin palabras! ¡Riquísima vaquita! El sabor era muy
intenso y la textura suave y tierna. Por otro lado, creo que los tuétanos de
ternera retinta deberían venir en frasco para untarlos en el croissant del
desayuno.
Y ahora viene cuando os relato mi
último encuentro sexual. ¡Un flechazo! Entre el postre y yo saltaron chispas. Cuajada
de Oveja latxa ahumada, con miel de Acacia y sirope de Arce. En toda mi vida de
“cuajadicta” sólo he probado dos con las que todavía fantaseo…. Y una ha sido
la del Viridiana.
Durante la cena uno de los
comensales contó una anécdota. Desconozco si es cierta. Advierto que puede ser
un rumor, una leyenda o una fantasía de chichinabo. El caso es que David
Beckham pidió cerrar el restaurante para ir a cenar con su mujer, y la
dirección se lo negó alegando que no cerraban al público pues todo el mundo
tiene derecho de cenar ahí. ¡Chúpate esa
Vicky! Que viene sin sacarina y muestra lo que es la elegancia “Made
in Spain”.
Obviamente no hay fotos de la
cena. Por lo pornográfico de mi encuentro con el postre, y porque todavía no me
siento preparada para sacar la cámara del bolso en determinados ambientes. Una cosa es
parecer forastera, y otra es demostrarlo. ¡Pero ya iremos avanzando!
¡Toma
Musgo y Mandarina!
Sin duda, el post que más me ha gustado...Y Viridiana, a la lista de to dos cuando llegue a Madrid...aunque yo tampoco pediré los caracoles...un día de estos nos contamos nuestras respectivas "anécdotas" infantiles, porque yo también tuve mi momento "esto es algo que nunca comeré" y sigo cumpliendo con mi palabra.
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