San Lorenzo de El Escorial. |
El mal tiempo de esta Semana Santa ha frustrado mis intenciones de desempolvar las botas de montaña, el senderismo se ha tenido que posponer. Pero como alternativa surgió un plan para quitar la carbonilla de mis pulmones de ciudad.
Como buenos domingueros que somos nos dirigimos al prado, pero
sin alejarnos mucho de cama, que la
siesta es sagrada. A solo 60 km de Madrid se encuentra la Sierra de
Guadarrama. Un lugar perfecto para
alegrar la vista con campos verdes llenos de robledales y encinas.
La primera parada fue en San Lorenzo de El Escorial. Los fines de semana no es el mejor día para
visitar el Monasterio, declarado de Interés Mundial por la Unesco. Las colas
suelen ser bastante largas y la muchedumbre impide que se disfrute igual del
monumento.
Sin embargo, las
calles y las plazas son ideales para dar un paseo. Las construcciones de los
siglos XVI y XVIII te guían desde el Monasterio hasta un casco antiguo lleno de
vida. Debajo de los soportales, cerca del Ayuntamiento, hay una zona estupenda
para tomar el aperitivo. Esta vez probé un sitio nuevo: El Caserío. El vermú de
grifo y el pincho de obsequio cumplieron las expectativas.
¡Vuelta al coche antes de que empiece a llover! La carretera
que une San Lorenzo con Guadarrama atraviesa extensos prados en los que pastan
caballos, vacas y ovejas. Toda la fauna que echo de menos en la ciudad.
Se acercaba la hora de comer y nos dirigíamos al restaurante
Sala. Llevaba tiempo oyendo hablar de este lugar y de sus gambas plancha, por
lo visto son las más famosas de la Sierra de Madrid. Lo cierto es que el sitio
no puede ser más peculiar. Se trata de un inmenso chalet con lámparas doradas,
columnas grecorromanas, cristales biselados, luces tipo barra americana… En la página web del restaurante lo describen
como un “edificio con aires de chalet grandioso”. ¡No digo más!
Gamba plancha. |
Lo pasamos bien: el picoteo estuvo delicioso y el show
antropológico no tiene desperdicio. Tomamos medio kilo de gambas plancha y boquerones
fritos, todo bien regadito de Verdejo. Como éramos dos personas, sólo pedimos dos platos porque no ponen medias
raciones, y son abundantes. Esto me parece un fallo, ya que quería probar un matrimonio de anchoas y boquerones
en vinagre que me estaban invitando a un “menage a trois” descaradamente. Las croquetas
y la ensalada de ventresca eran de los platos con más éxito en la barra. Los postres castizos también tenían muy buena pinta, pero como me aferré al vino
con ganas ya sentía mi cuenta calórica disparada.
Boquerones fritos. |
De precio lo encontré elevado aunque es cierto que la
calidad es alta. ¡Esas gambas tenían cerebro de hablar cinco idiomas! Por eso el
medio kilo de gamba plancha va a 39 euros… Cada uno que juzge.
El caso es que entre los salones tipo boda, el precio y la cantidad de gente, no lo hacen un sitio como para ir todos los fines de semana. Pero está muy bien para hacer el dominguero y salir de Madrid aunque llueva, ya que las vistas de la Sierra de Guadarrama bien merecen el viaje.
El caso es que entre los salones tipo boda, el precio y la cantidad de gente, no lo hacen un sitio como para ir todos los fines de semana. Pero está muy bien para hacer el dominguero y salir de Madrid aunque llueva, ya que las vistas de la Sierra de Guadarrama bien merecen el viaje.
¡Toma Musgo y Mandarina!
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