Musgo y Mandarina declara la guerra a todos los que han relegado a las torrijas a una parte exclusiva del año. ¿Por qué tengo que esperar a Semana Santa para entorrijarme? ¿A quién le apetece un polvorón después de la comida de Navidad? Para rematar cuatro platos y tres postres. ¡A nadie!
La costumbre de poner fechas a
los dulces me enerva. Esta idea está fuertemente asentada en la cabeza de mi
abuela: “No hay torrijas hasta el domingo de Pascua”. Así que si tienes
suerte y ese día estás por ahí: ¡Come todas las que puedas! De lo contrario el
festín se aplaza hasta el año siguiente…
¡Basta ya de dictaduras pasteleras! Este tipo de “tradiciones” son las culpables de que las torrijas se vendan a tres euros (500 pesetas) y vayan de modernitas por la calle
Mayor. Tengo documentos gráficos para probarlo...
Tenemos la obligación con las
generaciones venideras de terminar con esta opresión. Debemos luchar para que
un dulce tan completo como la torrija nos visite varias veces año año. Para conseguir nuestro propósito atacaremos esta semana, cuando el ciclo de la torrija se culmina. Desde aquí invito a l@s niet@s constreñidos y subyugados
por el calendario, que salgan de debajo de las faldas de sus abuelas y se metan
en la cocina para crear sus primeras torrijas.
Como cabecilla de las revueltas torrijeras,
he hablado con mi abuela por teléfono y me he puesto manos a la obra. ¡Sí! He
tenido contactos con el enemigo… Pero es costumbre de Estado y tampoco voy a
rebelarme sin llevarme algún secretito antes.
El caso es que me han salido unas torrijas de
auténtica Revolución, con mayúsculas. Es más, en un ataque de chulería me he
tomado la licencia de hacerle “unos apañitos” a la receta familiar. El
resultado ha sido una locura, crujientes por fuera y espumosas por
dentro. Con mis aportaciones de miel, vainilla, vino y cítricos. Nuevos sabores
que se han sumado a la riquísima receta de posguerra que me ha facilitado mi
abuela. Eso sí, me la ha dado sin muchos detalles. No vaya a ser que me salgan
más ricas que a ella y no aparezca el domingo por casa.
Así que aquí os paso las claves del alzamiento. Eso sí, mis queridos devoradores de Musgo y Mandarina, no os olvidéis de que es un postre frito. Tampoco hace falta saturarnos las arterias.
En temas de salud las abuelas son muy sabias… ¿Será éste es el motivo por el que nos racionan las
torrijas?
Ingredientes:
Una barra de pan de torrijas, o
de otro que sea espesote. Mejor si está de un día para otro.
Para la infusión de leche:
Canela en rama
Esencia de vainilla o una cucharadita de polvos de
los de hacer natillas.
Tres cucharadas de miel de flores o de brezo. Yo he
utilizado miel de cerezo. Una miel de bosque o de eucalipto quedaría demasiado
fuerte ensuciando los otros sabores.
Cáscara de naranja. Solo la parte naranja, la
blanca amarguea.
3 huevos batidos y vino blanco para rebozar.
Aceite de oliva suave o de girasol.
Cáscara de limón.
1. Pones la leche a hervir,
cuando esté le añades las 3 cucharadas de miel, la ramita de canela y la
cáscara de naranja. Lo dejas unos minutos en ebullición.
Si vas a utilizar la esencia de
vainilla, puedas echarla con los demás ingredientes. Pero en el caso de que
vayas a usar polvo de natillas, lo mejor es sacar un poco de leche en un vaso
aparte. En esta leche disuelves los polvos de natilla para evitar que hagan
grumos. Y cuando esté bien disuelto vuelves a echar la leche a la cazuela y lo
dejas en ebullición un par de minutos más.
Cuando tengas el sabor, y sobre
todo la dulzura esperada, dejas enfriar la leche antes de remojar el pan. Para que
no se deshaga demasiado. Mientras tanto…
2. Cortar el pan en rebanadas de
más de un centímetro.
3. Batir los huevos con un
chorrito de vino blanco. Le da un sabor muy rico y evita que el aceite haga
demasiada espuma.
4. En una sartén, calentar aceite
de oliva con sabor suave o aceite de girasol. Y cuando esté para freír echamos
un trozo de cáscara de limón. Esto aromatizará el aceite y evitará que sepa
demasiado a oliva. La cáscara se irá quemando por lo que hay que irla renovando
frecuentemente.
5. Remojamos el pan en la
infusión y después lo pasamos por el huevo. ¡Y a freír! Cuando esté doradito
por los dos lados, lo sacamos a un papel de cocina absorbente unos minutos.
6. En un plato hondo hemos puesto
una mezcla de 3 cucharadas de azúcar moreno y 1 de canela. Y embadurnamos la
rebanada por las dos caras. ¡Y ya está la señora Torrija!
COSITAS…
La leche que sobra de mojar el
pan, la cuelo para retirar tropezones varios y la guardo. Es posible que la
necesite para remojar las torrijitas en el desayuno de mañana. Otra opción es
hacer una crema pastelera con ella para acompañar. Una alternativa no demasiado
ligera y sólo apta para profesionales del torrijismo extremo.
Para los que penséis que esto de la Revolución Torrijera es una exageración, pongo una foto para
demostrar la "esnobización" de nuestro postre. ¿A 3 euros? Con estos precios las
abuelas tienen la certeza de que jamás les seríamos infieles…¡O por lo menos, no demasiado!
Por último, debo confesar que he celebrado mi victoria en la Revolución, acompañando a la torrija con un Gin Tonic. Lo he preparado con una rodajita de naranja y un palito de canela… ¡Qué maridaje! Esto es un no parar de crear... No va ni bien, ni mal. No sé si realza el sabor o lo deja de realzar. El caso es que me apetecía… ¡Toma Musgo y Mandarina!
Por ese precio ya podían hacerlas de licor... |
Totalmente de acuerdo... Basta de "frixuelos y picatostas" (crêpes y torrijas en versión astur) por carnaval o pannetones en navidad! Repostería Libertaria desde ya! Qué buena pinta tus torrijitas! la miel de cereza la compraste en esos viajes tuyos "por todo lo largo y ancho de este mundo"? parece que, aparte de la pinta, tiene un nombre muy oriental...
ResponderEliminarGracias por tu comentario y por tu tiempo. Me alegro de que te unas a la Revolución!
EliminarEsta miel es de la Selva Negra, es apreciada en la repostería alemana por su sabor afrutado. Me gusta para cocinar, pero para desayuno me quedo con la de La Gomera.
Aunque esta "honing" es muy rica a pesar de ser poco conocida aquí. Es menos famosa que el Kirsch, el licor de cerezas silvestres que se elabora en la misma zona y, supongo que, gracias a los mismos árboles.